ACCIDENTES LABORALES

En primer lugar comenzaremos hablando de la necesidad de convertir la SALUD LABORAL en un VALOR SOCIAL en sí mismo, deseable, que pueda llegar a tener la suficiente fuerza como para gobernar e incidir sobre nuestro comportamiento, y que permita renunciar a otras consecuencias que si bien a corto plazo pueden ser más satisfactorias, a largo plazo son muy contraproducentes para el trabajador.

Veamos y entendamos un accidente como un suceso anormal, no querido ni deseado, que se presenta de forma inesperada y brusca, que interrumpe la normal continuidad de un proceso y que suele causar lesiones a las personas y/o bienes.

En numerosas ocasiones cuando se realiza una investigación de un accidente, esta se convierte en una mera descripción de lo ocurrido, sin llegar nunca a las causas reales. Si realmente consiguiéramos llegar a esas causas, esto permitiría su posterior modificación previniendo así futuros accidentes de trabajo.

Si analizásemos  toda una cadena de acontecimientos de cómo una persona llega a verse envuelta en un accidente laboral, como podría ser el caso de alguien que haya fallecido debido a que no se había puesto el casco. Una pregunta a la que legaríamos sería y ¿por qué no se puso el casco? Incluso, podría ser que hasta ese momento se hubiesen dado toda una serie de circunstancias favorecedoras para que lo hiciese, tales como que el propio empresario le hubiese dado el casco, que la persona supiese que debía ponérselo en ese momento, y sin embargo no lo hizo.

Si para explicar un accidente laboral solo hablamos de falta de motivación, de desgana, de problemas psicológicos… estaríamos desvinculando al individuo, en este caso el trabajador, del medio social en el cual se desenvuelve, negando así la relación que pudieran tener otro tipo de factores de gran importancia como los psicosociales, sobre todo en el campo en el que nos movemos: el de la prevención. Si realmente queremos hacer prevención no queda más remedio que tener en cuenta también estos factores.

Podemos comenzar por la siguiente pregunta ¿de qué manera podría asegurarse un correcto comportamiento de un trabajador ante una consecuencia que no está presente, que de aparecer, aparecerá muy a largo plazo, o puede que incluso nunca llegue a suceder? Es decir, si un trabajador se quita unos guantes en un día de calor porque le sudan mucho las manos ¿cómo podríamos conseguir que dicho trabajador, “soportase” el sudor, para impedir un futuro accidente, que en realidad podría no ocurrir? En definitiva cómo conseguir que un trabajador prefiera “prevención” a “riesgo”.

La solución a esto sería convertir la salud laboral en un valor social constante y deseable en la vida de los trabajadores. Deseable por ellos mismos.

Si consiguiésemos que la SALUD LABORAL se acabase convirtiendo en un valor social, tal valor tendría la suficiente fuerza como para permitir que las consecuencias que no están presentes en un momento concreto, es decir un accidente, adquieran la fuerza suficiente como para competir con otras consecuencias a corto plazo, que si bien son más agradables en un primer momento (como desaparecer el calor al quitar los guantes), finalmente podría derivar en algo contraproducente para nosotros.

Cuando una persona tiene como valor vivir saludablemente, en este caso en el trabajo, por mucho que unas consecuencias a corto plazo le empujen en una dirección contraria a ese valor,  su preferencia, VIVIR SALUDABLEMENTE, tendrá la suficiente fuerza como para impedir que elija ese comportamiento en dirección contraria a su valor, incluso se enfrentará a quien o quienes impulsen comportamientos de riesgo.

Son varios los factores personales a los que se alude como causas de un accidente: falta de conocimiento, falta de motivación o motivación inadecuada, ahorrar tiempo, lograr la atención de los demás, realizar trabajos para los que no se está autorizado, trabajar en condiciones inseguras o a velocidades excesivas, no dar aviso de las condiciones de peligro, no utilizar o anular dispositivos de seguridad, utilizar herramientas defectuosas, y un largo etcétera. Recurrir a estas variables como explicación de por qué se producen los accidentes, supone culpar al trabajador, desvinculándolo de su entorno social y negando la naturaleza sociolaboral y organizacional, que tales variables pudieran tener, perdiendo así de vista otras potenciales causas que han podido desencadenar ese comportamiento, y con ello el accidente.

Que la SALUD LABORAL se convierta en un valor, se conseguiría a partir de un compromiso social conjunto, trabajando en diferentes aspectos, como la formación e información a través de diferentes vías. Sin duda “conocer y saber” es requisito previo indispensable para trabajar con seguridad, pero insuficiente. Se requiere además interiorizar el riesgo y motivarse en su evasión o protección.

Por todo esto, y dada la importancia que tendría el hecho de convertir la salud laboral en un valor social, sería conveniente, cada vez que se llevase a cabo una Investigación de Accidentes, no sólo quedarnos en la parte técnica, habría que llegar a la “parte humana” del accidente, y para ello tendríamos que indagar sobre la formación e información que los trabajadores tienen cuya ausencia puede interferir en la adquisición de la salud laboral como valor social y personal. Y en la motivación o no de ejercer con comportamientos seguros

Si analizamos con detenimiento los accidentes que se producen, observaremos que son una secuencia de una serie finita de fenómenos que llamamos:

  • fuentes de accidentes: son ajenos a la persona que trabaja,
  • conductas de accidentes: propias de la persona que trabaja.

La seguridad absoluta no existe, pero también es cierto que existen indicadores que nos advierten de la probable inmediatez del accidente, y esto son los incidentes. Si actuamos sobre ellos, cumpliremos con el más importante principio de la Ley de Prevención: la anticipación para la protección eficaz en materia de seguridad y salud laboral.

Se denomina incidente a “cualquier suceso no esperado ni deseado que no dando lugar a perdidas de la salud o lesiones a las personas puede ocasionar daños a la propiedad, equipos, productos o al medio ambiente, pérdidas de producción o aumento de las responsabilidades legales”. Por tanto los incidentes, en el fondo, son una “advertencia”.

Lo ideal será pues, investigar los incidentes para corregir las situaciones anómalas y evitar el accidente, y como ya se mencionó, a la hora de investigar el accidente, la investigación de un incidente deberá incidir tanto en las fuentes como en las conductas.